—¿No te gustan las alas de pollo? —al ver que no le respondía, Su Xiaomo pestañeó y dijo—. Espera, déjame encontrar algo más.
He Jiayu casi se desmayó al ver el charco de vomito asqueroso. ¡Ni siquiera un idiota lo comería!
—Juguemos a algo —tomó su mano a tiempo y la limpió con un pañuelo, luego dijo con seriedad—. ¡El primero que hable gritará "soy un imbécil" tres veces!
Ella asintió reiteradas veces, cayendo en su juego. Luego él metió a la chica ebria a su auto y se dio un pulgar hacia arriba a sí mismo en secreto. Por fin lo había logrado.
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La familia An.
An Xiaxia se había aferrado a Sheng Yize como un koala y seguía pidiendo "abrazos y besitos" adorablemente. En una situación normal, él habría estado encantado por su buena suerte y habría aprovechado la oportunidad. Sin embargo... ahora estaban afuera de la casa de la familia An.