—... —Su Xiaomo se quedó sin palabras por dos segundos y le dio una palmada de nuevo. Qi Yanxi soltó un grito y se fue corriendo.
Ella suspiró de frustración mientras miraba sus manos. ¿Por qué era tan fuerte...?
Justo en ese momento, una persona con un aire amable y relajado pasó a su lado caminando. Su rostro se iluminó y soltó:
—¿He Jiayu?
—¿Mm? —el chico con su mochila colgando de un hombro volteó y le lanzó una mirada.
—Jiji... ¿Vas a casa?
—Mm —respondió con su voz clara y sonaba como si estuviera sonriendo. No obstante, ella detectó frialdad en su voz.
—Ah, cuídate. Chao —sonrió torpemente.
Los delgados dedos de él tomaron con fuerza el tirante de su mochila.
Recién había estado charlando alegremente con Qi Yanxi, pero cuando era su turno, ¿todo lo que conseguía era un "chao"?
—¿Te gusta Qi Yanxi? —preguntó sonriendo de repente por alguna razón desconocida.
Ambos se sorprendieron con la pregunta.