Song Qingchen sostuvo el estuche de su violín en sus brazos y dejó que las lágrimas cayeran sin reservas. Su lamentable cara se parecía a un peral en flor bajo la lluvia.
—Vaya, señorita —el chofer del taxi le preguntó de inmediato—, ¿qué pasó? ¿Terminó con su novio?
Song Qingchen sonrió burlonamente. Si uno pudiera terminar con un amor no correspondido, entonces la acababan de dejar.
Hace cinco minutos, después de que su presentación terminara, Sheng Yize le había dado la tarjeta. Había cumplido todas sus peticiones. Había estado viviendo una mentira y haciendo un espectáculo frente a él los últimos días. En el fondo, sí le gustaba mucho el chico. Sin embargo, el chico que le gustaba ya le había dado su corazón a otra chica. Había ocupado trucos y había intentado robarlo, pero ahora estaba agotada y había vuelto en sí misma.