Se sintió como si alguien hubiese tirado una piedrita al estanque que era su mente y las ondas se estuvieran esparciendo... ¿Por qué este tipo... haría algo así...? An Xiaxia desvió la mirada y resopló.
—¿Puedes perdonarme...? —dijo en voz baja Sheng Yize, que le dio escalofríos a Chi Yuanfeng.
—Em... Acabo de recordar que Hermano Jiayu está haciendo fideos instantáneos en casa. ¡Regresaré a cenar! —Chi Yuanfeng le guiño un ojo a Sheng Yize y huyó.
Chss, Hermano Yize de verdad era brillante. ¡Xiaxia tuvo que venir a cuidarlo apenas se enfermó! Sin embargo... ¿por qué sentía que la pareja acababa de alardear lo enamorados que estaban frente a él? Se encogió de hombros.
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