—¿Qué regalo?
—Lo verás esta noche —An Xiaxia quería dejarlo adivinando.
—Mujer... —Sheng Yize suspiró. Sin embargo, no podía evitar sentirse ilusionado. ¿Qué le iba a dar?
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Después de lavarse, los dos estaban acostados en la cama. Ella usó su brazo de almohada mientras veían dibujos animados en un canal de niños. A él no le importaba en absoluto que el programa fuera aburrido mientras lo veía con ella. Incluso respondió sin complicaciones cuando ella discutió sobre la trama con él.
Cuando por fin dieron las doce en punto, ella bajó de la cama y tomó una preciosa caja de su bolso. Luego se la entregó sonriendo. Él la abrió y encontró una corbata hecha con elegancia adentro. Algo pareció tocar con suavidad una fibra sensible. Una canción sobre la felicidad del amor sonó en su cabeza.