—¡Por mi propio bien! ¡Siempre dices eso! Si de verdad es por mi propio bien, ¿por qué tomaste la decisión sin consultarme primero!?
An Xiaxia no podía entender por qué los adultos siempre pensaban que lo que hacían tenía justificación. ¡"Por tu propio bien" era las palabras más hirientes!
—An Xiaxia, —An Yibei frunció el ceño—. no quiero discutir contigo. Antes de que seas independiente financieramente y te vayas de esta casa, ¡me obedecerás!
—¡Dictador! ¡Estás equivocado! ¿Por qué te tengo que escuchar? —ella perdió la cabeza—. ¿Me estás amenazando? Bueno, ¡me iré ahora! ¡Debes estar tan feliz de que me vaya!
—Entonces vete —él la adoraba, pero ahora también estaba agitado y, en vez de intentar detenerla, sonrió fríamente—. Si pones un pie fuera de esta puerta, ¡nunca más regresarás!
Ella había sido una chica buena desde pequeña. Ni siquiera tuvo una época rebelde. Esta era la pelea más grande que habían tenido los hermanos ¡y era por un chico!