—Jum, no. ¿Por qué debería estarlo? ¿Quién eres? No te conozco —se quejó An Xiaxia.
Sheng Yize suspiró y tomó la Coca Cola de sus manos.
—Toma una que esté a temperatura ambiente. Las bebidas frías son malas para la salud en invierno.
—¡Quédatela! —ella lo fulminó con sus radiantes ojos negros.
Se fue enojada de regreso a su habitación. Habían comenzado las vacaciones después de los exámenes y había pasado el tiempo en casa haciendo nada. El aburrimiento la estaba matando. Abrió su nuevo programa favorito y se dio cuenta de que no podía mantener la concentración pese a lo interesante que era la trama.
Sheng Yize, ese hombre malo, malo. Apretó las manos, ofendida, y enumeró sus defectos en su cabeza. ¡Era el peor! No solo la había herido, sino que tampoco se disculpaba. Y había dejado de hablarle y era tan frío... De cualquier forma, ¡todo era su culpa!