Porque te estoy coqueteando, tontita...
Te estoy coqueteando, tontita...
Tontita...
El rostro de An Xiaxia demostraba completa incredulidad y no podía dejar de pestañear mientras se preguntaba si seguía soñando.
Bang, bang, bang.
Afuera, Chi Yuanfeng golpeó la puerta.
—¡Hermano! ¡Estoy acabado! ¡Aaah! ¡Snowy es niño! ¡Me mataré! —Chi Yuanfeng se quejó ruidosamente y ella contuvo el aliento, con miedo de hacer ruido.
Sheng Yize la tomó por la cintura y la apretó con más fuerza contra la pared. Ahora estaban tan cerca que podía escuchar el latido de su corazón. Ella lo empujó con toda su fuerza, con el corazón acelerado, pero él se quedó donde estaba. Hasta tuvo tiempo para responderle a Chi Yuanfeng pausadamente.
—¿Qué tiene de malo un gato macho? Todavía pueden llevarse bien.
—No... me gustan las chicas. ¿Dónde está Xiaxia? Necesito su consuelo... Espera, Hermano, ¿por qué no me consuelas? —gimió Chi Yuanfeng entre sollozos.
