—Ah, ¿sí? —Sheng Yize sonrió y parecía interesado—. ¿Estás seguro de que puedes detenerme?
—¡No dejaré que molestes a mi Esposita Xiaxia! —Kang Jian resopló.
Sheng Yize entrecerró los ojos y la sonrisa en su rostro se amplió. Si Kang Jian lo conociese mejor, se habría dado cuenta de que estaba enojado. Muy enojado. Todavía no se había convertido en su novia, ¿cómo podría ser la "esposita" de alguien más?
Kang Jian se tropezó hacia atrás al sentir el aire frío que emanaba, pero apretó los dientes tenazmente y rugió:
—Como sea, ¡no puedes hablar con Xiaxia! No tienes permitido mirarla tampoco... y, y... ¡Ey! ¡Todavía no termino!
Cierto chico se había ido con indiferencia, dejando a un Kang Jian muy malhumorado atrás.