No era como si fuese a quedar embarazada por admitirlo. An Xiaxia sopesó la idea en su cabeza. Solo había dos alas de pollo en la mesa y Sheng Yize había tomado ambas. Ahh, ¡de verdad las quería! Pero ¿por qué sentía que había algo mal con esa respuesta? ¿Estaría "aceptando" el ala de pollo o a Sheng Yize...? En ese momento, se dio cuenta.
¡Maldición! ¡Ese bastardo casi la engaña de nuevo!
¡La estaba estafando a propósito!
—Nop, ¡no me gustan para nada las alas de pollo! —dijo con honestidad, pero, por dentro, se despidió de la carne con ojos llorosos.
Él se sorprendió un poco y luego sonrió.
—Desde un principio no te las iba a dar. Tontita, deja de tenerte en tan alta estima —dijo con naturalidad.
Ella estaba echando chispas. ¿Era el mismo chico que le había confesado su amor esa mañana? ¿Cómo cambió de un protagonista romántico a una reina malvada?