—Xiao Yan —An Xiaxia saludó al chico a poca distancia de ella.
Él volteó y le sonrió. La cálida luz del sol resaltó el rostro atractivo del adolescente. La sonrisa en su rostro era como la brisa primaveral y también tenía algo de timidez, como alguien que miraba a su querida.
—Xiaxia.
—¡Llegaste tan temprano! —el pecho de ella jadeaba y él apartó la vista después de un breve vistazo—. En realidad, no. Llegué recién.
—Ah... —ella se frotó la cabeza—. ¡Vamos a comprar entradas!
—Bueno.
El par se unió a la fila afuera de la boletería. Ella iba a pagar cuando él compró rápidamente las entradas de ambos y la guio adentro.
—Espera, déjame devolverte el dinero —ella estaba avergonzada. No le gustaba aprovecharse de otros.
—¿Qué tal si yo te compro la entrada y tú me invitas el almuerzo? —él sonrió.
Ella inclinó la cabeza y pensó que era razonable.
—Ah, ¡está bien! —asintió con seriedad.