An Xiaxia se levantó muy temprano y se sentó en la mesa del comedor después de lavarse. De inmediato le dieron la bienvenida miradas sorprendidas en la mesa. Debido al escándalo, no había ido a la escuela los últimos días y su horario había estado muy desordenado. Por lo general, nunca se levantaba antes de las diez de la mañana. ¡Indudablemente ocurría algo!
—Nunca pensé que viviría para ver a nuestra chanchita siendo tan dedicada. Bueno, entre más rápido engordes, más rápido te podemos mandar al matadero. Esa es una idea agradable —An Yibei tomó su crema de avena pausadamente mientras ofrecía un comentario sarcástico al mismo tiempo.
Ella apretó los dientes.
—Si yo soy una chanchita, tú eres el hermano mayor, ¡el chanchote!
Discutieron por un momento y ella bajó los palillos con rabia.
—Terminé. Tengo algunos recados que hacer.
—¿Vas a salir? —preguntó con amabilidad el Papá An.
—Sí, me voy a juntar con alguien.