No obstante, al parecer esta era la primera vez que veía a Sheng Yize reír de todo corazón. Lo había visto sonreír muchas veces y de muchas formas; desdeñosa, fría y desagradablemente, entre otras, y tenía que admitir que todas lo hacían ver atractivo, pero la sonrisa proveniente del fondo de su corazón era la más deslumbrante. Y también era la que más hacía latir su corazón.
—¿A qué te refieres? —cambió el tema, presionando su pecho con la palma de su mano.
—Necesitamos un extra. ¿Quieres intentarlo? Te pagarán y darán almuerzo gratis —él le sonrió.
An Xiaxia no pudo haber asentido más rápido. Luego fue a buscar el departamento de vestuario, como le ordenaron. Él sonrió de forma cómplice atrás de ella y también fue a ponerse su vestuario