Todo el descontento se desvaneció ante el poder absoluto.
El profesor de educación física se sonrojó de la emoción.
—Qi Yanxi, ¡por favor únete al equipo de básquetbol!
La sonrisa de Qi Yanxi parecía inocente e indefensa, pero el profesor de igual forma se estremeció.
—Señor, tengo una petición.
—Adelante. —A un jugador tan prometedor, el profesor le concedería hasta cien deseos con alegría, para qué decir uno.
Qi Yanxi apuntó con toda tranquilidad a alguien que se arrastraba por la pista.
—Ahí. Quiero que esté en el equipo de animadoras y que sea mi caddie personal.
—¡Trato hecho!
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La profesora escogió a doce personas para el equipo de animadoras después de que la carrera de 800 metros terminara y se acercó sonriendo a An Xiaxia.
—¡Tú también entraste! ¡Desde ahora en adelante ven al entrenamiento después de clases todos los días!