—Papá... ¿qué pasa? —preguntó Pepsi, inclinando la cabeza.
¡La cara de papá estaba tan sombría! ¡Qué extraño!
Je.
—Ve a la cama —Sheng Yize suspiró.
—Ok... —Pepsi asintió, luego lo besó en la mejilla—. ¡Buenas noches, papá!
Sheng Yize se sintió aliviado. Así que, después de todo, ¡su pequeña hija lo amaba! Sin embargo... no pudo evitar ponerse pensativo cuando se dio cuenta de que algún día besaría a Si Bai así. Cola se le acercó.
—Papá. Yo también quiero un beso.
Sheng Yize le lanzó una mirada.
—No me gusta que otro hombre me bese.
Cola quedó anonadado. De verdad estaba considerando la posibilidad de que no fuera su hijo. ¿Por qué su padre prefería a su hija por encima su hijo? ¡Ahh!
Abatido, Cola tomó la mano de Pepsi y estaba listo para irse a la cama. En ese momento, Sheng Yize llamó a Cola.
—Pepsi, vete a la cama primero. Necesito hablar con tu hermano.