Los brillantes rayos del sol matutino cayeron en cascada por la ventana, besando el suelo de la silenciosa habitación.
La pareja en la cama seguía durmiendo tranquilamente, con un aspecto tan indefenso y vulnerable. Parecía que estaban envueltos en sábanas rosas de un ambiente cálido y contento. En el abrazo del otro, sus rostros dormidos gritaban con nada más que felicidad, satisfacción y amor desbordante.
Mientras el sol se elevaba lentamente sobre el horizonte, Hinari y Zaki permanecían así. Parecía que estaban disfrutando de sus momentos en el país de los sueños juntos y querían extenderlo tanto como pudieran.
Pero después de otro largo rato, un suave pitido despertó a Zaki.