Sin palabras ante los comentarios de Hinari, Zaki se mordió el labio mientras la miraba con una expresión de descontento. Entrecerró los ojos antes de volver a mover las manos, sin preocuparse por la chica que miraba sus abdominales con estrellas en sus ojos.
Sin embargo, antes de que pudiera empezar a abrocharse la camisa, Hinari se agarró las muñecas y ella le miró fijamente.
—Belleza, hace tiempo ya acordaste que hoy podría tocarte y que escucharías lo que yo quisiera. ¡No te retractes de tu promesa o si no declararé que no eres un hombre de verdad! —Ella dijo. Su voz era firme y seria, como si lo que decía fuera algo absoluto como la ley.