Al oír a Hinari decir que sería divertido, Zaki sólo pudo levantar una ceja. Además de desear que Davi se curara tan pronto como sea posible, no podía negar que quería saber qué clase de idea había tenido esta vez su prometida. Sentía curiosidad por saber si realmente era verdad que no se trataba de nada pervertido.
—Está bien, lo entiendo. Ya puedes soltarme —dijo Zaki, pero Hinari sólo sonrió y pegó su cuerpo aún más al de él.