—Bueno, siguiente pregunta abu. —La energética Davi miró atentamente al anciano de nuevo, como si ya hubiera cambiado la marcha y estuviera lista para una búsqueda del tesoro de un nivel mucho más alto.
Ciertamente cambió la marcha bastante rápido, esta chica.
—¿Había algo que le gustara a Sei cuando era más joven? —le preguntó con una mirada de inocencia y gran interés, haciendo que el anciano sonriera contento una vez más. Las preguntas que hacía eran sobre las cosas más simples, pero más hermosas de su nieto, por lo que el anciano no pudo evitar sentir ganas de simplemente contarle todo.
—Incluso cuando era así de pequeño, el joven amo no era exigente. Pero tampoco tenía algo que se pudiera denominar su cosa favorita. —El anciano hizo una pausa cuando vio la expresión de ella desaparecer, por lo que dijo, y se rio un poco. —Pero... —continuó, con lo que la triste chica volvió a iluminarse. —Había una cosa que yo creo que realmente le gustaba.