En ese momento, Davi se quedó en silencio mientras deambulaba en sus pensamientos.
Pensó en el trato de Sei hacia ella. Aparte de esa noche en la que le dijo que lo sedujera, Sei no le volvió a pedir nada más, ni siquiera su tiempo. Nunca le ordenaba o le demandaba que hiciera algo por él tampoco. En cambio, le dejaba hacer lo que quisiera, hasta la apoyaba con sus planes. Sei siempre ha sido tan bueno con ella, que a veces pensaba que él era en realidad su ángel guardián enviado desde el cielo.
Pensando en ello, Davi sintió algo inexplicable. Sei se había vuelto algo más que solo una parte de su vida. Antes de darse cuenta, se convirtió en un ser tan preciado para ella que quería volar hacia el cielo y darle todas las estrellas. Quería entregarle lo mejor de ella.