Eventualmente, empezaron a ver la tercera película.
Al principio, Davi estaba seria y en silencio. Pero a medida que la película se puso más intensa, ella también se volvió más salvaje. Se cubrió los ojos con la almohada cuando aparecieron las escenas brutales, se escondió en el hombro de Sei y sujetó su camiseta cuando casi le disparan a muerte al actor principal e incluso gritó varias veces con intensa emoción: ¡corre, corre, rápido! Sei se cautivó todavía más con sus inesperadas emociones cambiantes.
Al final de la película, cuando el villano murió de una forma terrible, los ojos de Davi se humedecieron.
En ese momento, Sei, que ya se estaba desbordando de asombro y curiosidad, de repente hizo una mueca. No esperó que llorara solo por eso.
