Chapter 36 - Capítulo 36: Por primera vez

En frente de un gran portón, Sei estaba de pie impaciente mientras un hombre de negro lo abría.

El portón tenía aproximadamente seis metros de alto con gruesos alambres de púas en la parte de arriba, haciendo imposible que alguien pasara sin ayuda.

El hombre empujó el portón para abrirlo cuando vio a dos hombres de negro, quienes obviamente eran guardias, en el suelo, inconscientes.

Al ver a los hombres, las líneas en la frente de Sei se volvieron más profundas mientras pasaban por el portón. Habían caminado solo cinco pasos cuando Sei se detuvo súbitamente. Todos ya podían decir que había alguien detrás de ellos. Ryou, que fue el primero en girar la cabeza lucía impactado y tenía los ojos abiertos hacia la chica que se agarraba a una tubería de metal y estaba aferrada arriba del portón como una gimnasta hábil como un ninja. Cuando Sei se dio la vuelta, la vio saltar del portón rápida como un gato y aterrizar con gracia tras ellos. Una vez que estuvo en el suelo, sin siquiera mirarlos, la chica corrió a través del gran portón. Era ligera como el viento, lo que dejó a Sei y a sus hombres sorprendidos y sin palabras.

Sei dio un vistazo al lugar donde se escondió su esposa y su rostro de oscureció al instante. Sabía que había saltado de una altura peligrosa cuando dirigió la mirada hacia ella, que iba corriendo, el aire se volvió increíblemente pesado y su frialdad llegó a su límite cuando la vio correr descalza.

En ese mismo momento, Zaki que se estaba acercando al portón con dos hombres de negro detrás de él, detuvo instantáneamente a Davi. Zaki se quedó estupefacto al verla. No estaba usando su máscara, lo único que pudo hacer fue quedarse mirando a la chica jadeante, empapada en sudor y descalza a tres metros de él. Tenía su cabello hermoso tomado y desordenado.

Zaki se mordió el labio al sentir el aire peligroso que le llegaba desde el hombre al otro lado, a unos veinte metros.

Davi estaba exhausta, al ver que habían más hombres en frente suyo, se detuvo y puso las manos en las rodillas, jadeando con fuerza, intentando llenar de aire sus cansados pulmones. Lucía exhausta, casi no le quedaba fuerza. Había corrido por un largo rato ya, buscando una salida por la cual escapar.

¿Qué podía hacer ahora? Davi estaba empezando a perder la esperanza. Sabía que ya no le quedaba mucha fuerza para pelear y ellos eran muchos.

—Alguien ayúdeme. —Murmuró de manera jadeante. La primera persona a quien pedirle ayuda que apareció en su mente fue no otro que Sei. Se sorprendió a sí misma por ese pensamiento. En ese momento, se dio cuenta de lo sola que estaba y que si no fuera por Sei, no tendría a nadie más a quien acudir. Se dio cuenta que a la única persona que tenía en su vida era su hermano menor y al único a quien le podía pedir ayuda era Sei.

—¡S-señorita!

En medio de sus pensamientos, la sobresaltó una voz que sonaba como la de Ryou, el primer hombre que conoció en la mansión Gray. Davi levantó la cabeza al instante y se volteó, sin perder tiempo. Lo que vio, hizo que sus ojos ardieran y de repente quiso echarse a llorar.

El enmascarado, Sei, su esposo, estaba de pie ahí, mirándola.

—¿S-Sei? —dijo y en ese momento su voz, como una lanza mágica, atravesó la tremenda escarcha que rodeaba al hombre, como derritiendo el enojo que lo envolvía.

Al escucharla llamarlo por su nombre por primera vez, sintió algo indescriptible burbujeando dentro suyo, como si para él no existieran palabras en este mundo para expresar lo que estaba sintiendo.

Caminó con rapidez hacia ella.

Al ver que el hombre se le acercaba, Davi ahora estaba segura que de verdad era él y que no estaba soñando, y en ese momento no supo por qué se sintió tan emocional de repente.

Sin perder tiempo, Davi corrió para encontrarlo y tan pronto como llego a él, cayeron lágrimas de sus ojos. Apoyó su cabeza en el pecho de Sei y eventualmente sus brazos rodearon el cuerpo de él para abrazarlo con fuerza, olvidándose de todos esos pensamientos depresivos que recorrieron su mente hace un rato.