El sol ya estaba brillando intensamente cuando la familia de tres salió del cuarto del pequeño Shin. Se veían adorables en sus pijamas y cualquiera que los viera en ese momento pensaría que se trataba de una sesión de fotos para una revista, retratando a la familia perfecta.
Davi llevaba al pequeño Shin en brazos, mientras Sei caminaba a su lado. Se detuvieron al ver a Zaki saliendo de su habitación que, por algún motivo, parecía tener prisa. Su cabello aún estaba despeinado y, obviamente, se sorprendió al ver a Sei, su esposa y su hijo.
—Oh... buenos días, tío —dijo inmediatamente el pequeño Shin y Zaki sólo pudo sonreír.
—Buenos días —respondió y Sei miró casualmente su reloj, antes de mirarlo con una ceja levantada.
—Es raro que te levantes tan tarde, Zaki —dijo Sei y Zaki sólo pudo pasarse una mano por el pelo.
—Bueno, hace varios días que no duermo bien...