Desconocido para el mundo, un mes atrás, Sei ya se las arreglaba para rastrear la existencia de cierto misil balístico que se encontraba en algunos sitios subterráneos en algún lugar en el Estado de A. El misil se mantenía en estado de alerta instantáneo y de hecho estaba 24 horas en línea listo para ser lanzado en cualquier momento una vez que estallara la guerra. Era un arma que se podía encender en pocos minutos, haciéndola una perfecta para que Sei atacara.
En ese momento, Sei, quien su mente buscaba venganza, comenzaba a lanzar un ataque completo para tomar control de dicho misil. Y dentro de unas pocas horas lo habría conseguido. Tal como él siempre predijo, no hay sistema que no se pueda hackear en este mundo interconectado, sin importar cuán seguro sea.