El estudio de Sei estaba envuelto en un silencio ensordecedor debido al impacto cuando le dijo a su siquiatra, el Dr. Izumi, lo que le había pasado a su cuerpo.
Zaki casi se cae de la silla luego de pestañear varias veces para procesar lo que acababa de oír. Habló sin pensar y abrió los ojos ante la incredulidad.
—¿¡T-t-t-tu... tuviste una ere***!? —exclamó con los ojos abiertos acercándose a su rostro. Pasaron los segundos y Zaki retrocedió ante la silenciosa mirada de Sei, que quería decir: ¿de verdad quieres que lo repita?
Ja... este leño congelado... ¿de verdad? ¿En serio? ¿Por fin? espera... ¿estás diciendo que casi presencio en vivo... ¿e-en serio?
Zaki retrocedió desconcertado ante lo que supo y las cosas que estaba pensando y chocó con el siquiatra.
—Bueno, estas son ciertamente buenas noticias, ¿no crees, Zaki? —Izumi se dirigió a Zaki y este, luego de oírlo, pareció volver a sus cabales y sus ojos se convirtieron en estrellas.