Sei sujetó el teléfono como si estuviese a punto de destruirlo cuando oyó la voz de Zaki.
—Sei, lo siento, pero hoy no es un buen día —dijo y el aura fría de Sei se salió de control.
El hombre al otro lado del teléfono, de alguna manera estaba esperando que esa fuera su reacción. Por lo que cuando Sei se quedó en silencio, él volvió a hablar.
—No tienes de qué preocuparte, estoy seguro de que ella entenderá. Y además, pueden tener la cita en otro momento —agregó, pero el hombre seguía sin emitir ni un sonido. Zaki pudo deducir que quizás no lo estaba escuchando. Se había anticipado a ello, por lo que en su mente se dijo: como era de esperar.
Zaki soltó una bocanada de aire antes de lanzarle la única bomba letal que haría que cediera.