El director Mao se puso de puntillas detrás de la multitud mientras agitaba con fuerza ambas manos. Sin emitir ni un solo sonido, con la esperanza de recordarle a Li Yao, pronunció las palabras:
—¡No te dejes engañar! ¡Estos reporteros solo quieren noticias de última hora, no busquen problemas!
Li Yao sonrió levemente al director Mao, indicando que tenía una sensación de decoro. Sin embargo, en su corazón, se disculpó en secreto.
— Director Mao, lo siento. Sé que me estás cuidando. No quieres que ofenda abiertamente a la Escuela Nimbo Carmesí Secundaria Superior y me haga daño…