Sujete a Hércules por la cintura mientras él seguía tosiendo un poco por el ataque sorpresa de Ivanhoe. Y me lo llevé a una cama de emergencia y ordene a unos enfermeros que se hicieran cargo de él mientras yo iba a reportar mi decisión negativa por la recomendación ofrecida a mi jefe.
Ivanhoe me logra agarrar del brazo y me conduce hasta las escaleras, donde prácticamente no había nadie pasando por ahí.
Cierra la puerta detrás de él y yo logré safarme de su agarre y empecé a subir las escaleras rápidamente poniendo la mayor distancia posible.
Él volvió a agarrarme y esta vez estaba por sujetar mi cabeza, pero le di un cabezazo y una patada tambaleándolo.
Volví a poner distancia entre nosotros dos y desaparecí tras atravesar la puerta del piso superior.
Me dirigí hacia mi jefe y ahí descubrí algo que me impacto. Robin Hood y su estimada esposa estaban conversando con él.
Mi jefe casi me ve, sino fuera que un extraño me había agarrado del brazo y me llevó hacia un lugar apartado.
Me llevó a la azotea, donde siempre se esperaba algún tipo de traslado por aire en un caso de suma importancia y que el paciente estuviera en estado crítico. Me suelta y yo me pasé la mano por el cabello, que ahora estaba hecho un desastre.
-- Seguro que tienes muchas preguntas para hacerme ahora-- dice el extraño, y vi que saco un cigarrillo y lo puso entre sus labios.
-- Podría decirse que sí-- admití--. Pero no soy tan maleducada para molestar el que me brindo una mano con la situación de abajo, gracias-- le agradecí.
-- No tienes que agradecerme, Carmilla-- y usa mi segundo nombre que no sé si alguien más lo conocía--. Después de todo soy tu creador.