Hércules no me dejó ir sola a la cacería. Así que ahora estamos los dos metidos en el camino de la venganza.
Estábamos en el techo de un edificio bajo, espiando lo que hacía Rowina Stoker. En un principio, Hércules quería ir directamente a la cabeza de la familia, pero logré convencerlo que no, que debíamos atacar de la misma forma que él hacía. Devolverle la misma moneda.
Al principio pensé que no iba a estar de acuerdo con el lineamiento de mi plan, pero no lo dijo.
Estaba sentado al lado mío, y supe que iba a ser difícil mantenerlo alejado de mí. Se había vuelto más volátil y más protector que siempre. No dejaba que nunca estuviera sola, siempre dejaba a alguien cerca de mí, cuando él debía ir al trabajo.
Menos mal que había hackeado el teléfono móvil de esa niña y había traído auriculares para escuchar sus conversaciones. Yo tenía el del lado izquierdo y Hércules del derecho.
No me había dado cuenta que había apoyado mi cabeza en su hombro y le había agarrado la mano. Él había correspondido y había entrelazado sus dedos con los míos.
No sentía frío, sólo un dolor y una rabia que era algo inútil de controlar. Ni siquiera iba a intentar controlarla.
La vida de esa niña era muy aburrida. Así que sonreí al ver que iba a ser demasiado predecible lo que ella buscaba.
El tío Jekill fue quien se ofreció a ser el hombre para conquistarla y el tío Hyde iba a ayudarlo. Le había prometido que luego podía jugar todo lo que quisiera con ella, como un adicional.
Se lo conté a Hércules todo, no quería tener secretos entre nosotros ya que eso iba a destruirme. Quería tener la certeza de esto, de que ambos estábamos metidos en esto y que éramos un equipo.
Lo conmoví, y eso me lo hizo saber. Muy a su pesar, hizo lo mismo.