No salimos durante dos días seguidos para crear la imagen de que estábamos en nuestra luna de miel.
Aunque estábamos planeando mucho los pasos que ambos íbamos a hacer.
Al día siguiente, Hércules fue al mercado y dió una miroteada para ver dónde podría llegar a conseguir lo que íbamos a necesitar para concretar la venganza.
Y yo me cambié mi aspecto para fingir que era un hombre, así que lo seguí. No es que no me fiara lo que hacía, sino que sabía a ciencia cierta que usualmente los contrabandistas podían llegar a hacerle daño.
Como había predicho, ellos comenzaron a seguir a Hércules y yo empecé a tener algo de acción.
Los noqueaba a todos y los dejaba inconscientes cerca de la puerta de una cantina, haciendo creer que eran un par de borrachos.
Hasta que Hércules me descubre. Iba a retarme cuando volviéramos al hotel, pero no pudo dejar de pensar que me veía muy sexy con sus ropas.
Llegamos hasta el lugar donde se usaba para comprar armas y lo que nos llamó la atención fue que él que se encargaba de las ventas no era nada más que una pareja heterosexual.
La mujer al verme, eboza una bonita sonrisa y le guiña un ojo a Hércules.
El hombre se acerca y me abraza como si fuera su pequeña hermana.
-- Es un placer de verte nuevamente, Becca-- dice Darcy.
-- La verdad que estábamos dándote por perdida para siempre-- dice Lizzy Darcy.