Sentí hambre y un vínculo que no había sentido antes, ni siquiera con Leo.
No me atreví pero su aroma nublaba mi juicio y solo logré rozar su piel con la punta de los colmillos.
Me sentí borracha y excitada. Era como sentir un retundo placer en el dolor.
Cuando dejé de sentir sus colmillos en mi cuello, lo miré y parecía estar en estado semi consciente.
Aferré su cintura con mis brazos y lo guíe por el laberinto de las alcantarillas.
Me moví por impulso y instinto. No conocía el camino, pero mis pies y mis piernas se movían como si conociera el camino que estaba buscando. Un lugar donde Hércules pudiera recuperarse y estar a salvo.
Salimos de la alcantarilla y daba cerca de un callejón. Me cerciore de que nadie sospechoso estuviera cerca. Escuché peligro que venía de la dirección contraria a la nuestra.
Empuje a Hércules a un costado de la pared y me puse de puntas de pie, lo besé y sus labios estaban fríos.
Cuando la sensación de peligro se había detenido, me iba a separar de él pero sentí su agarre y no lamenté ver sus ojos. Estaba despierto y parecía que iba a perder los estribos.
Me agarra el mentón y me lo sostiene.
-- Hazlo de nuevo-- pide con esa voz aterciopelada y cálida, pero debajo de ella escondía una mirada peligrosa.
Me volví a poner de medias puntas de pies y volví a plantar mis labios en los suyos.
Algo explotó, lleno un vacío que no había percatado antes y me llegó una calidez que no sabía que estaba buscando. Era como regresar a casa después de no haber vuelto por un largo tiempo.
Su lengua abrió mi boca y no me resistí en corresponderle. Me estaba sintiendo seducida por Hércules.
Cuando logré contenerme en no sacar mis colmillos y clavárselos, él no parecía estar decepcionado.
-- Puedes aguantar un poco más?-- le pregunté y le había puesto la mano en su mejilla, demostrando que estaba preocupada por él.
-- Sólo haz lo que estabas haciendo y yo te seguiré-- parecía que estaba por alejarme.
Agarré su cintura y continúe el camino.
Toque la puerta, y él me atendió.