«¿Ajá? ¿Qué es esto? ¿Mi primer fuego fue interrumpido?
»No está mal, doncella. Mi respeto, ¡te has ganado un obsequio!
»¡Pero la sabiduría es lo que busco, como estas palabras que comparto!
¡Por favor, comparte tus conocimientos de la perfección, sin preocuparte!»
Las palabras del dragón hicieron eco en sus oídos, esta vez en un idioma que ella entendía.
Helena apretó los dientes, con sus brazos en posición de guardia mientras el enorme dragón anaranjado aterrizaba en el suelo al frente de ella, tras de él un largo rastro de llamas que asaba el aire. Su cabeza se giró para centrarse en ella, con una ligera inclinación. Su forma parecía casi incorpórea, era una mezcla de energía, llamas y carne que era casi indistinguible.
No solo eso, el aire a su alrededor vibraba con una sensación pura de poder todopoderoso. El aura de una bestia de clase Rex.