—Sí, lo sé comandante Larah. Sé que suena ridículo, pero eso era lo que vimos —dijo Oblong mientras presionaba su cabeza, tratando de ignorar el enorme dolor de cabeza. En ese momento se encontraba sentado sobre uno de los barcos espaciales flotantes del mago Real Aymon—. N- no sé por qué estaba bailando, simplemente lo estaba. No reconocí el idiom- Sí comandante Larah.
Después de alejarse lo suficiente de ese monstruoso dragón diminuto, Aymon había optado por invocar una de sus embarcaciones espaciales, ayudándolos a retirarse rápidamente hacia la Ciudad Yor.
Lo último que habían escuchado de ese dragón y los vampiros era el grito agónico de la vampira. Oblong había sacudido su cabeza entonces, sintiéndolo por ella a pesar de que eran enemigos. Su propia arrogancia la había llevado a la muerte. Al menos se las habían arreglado para escapar a tiempo.
Una luz blanca estaba brillando en sus ojos mientras hablaba, unos símbolos místicos flotaban en el aire alrededor de él. Actualmente estaba usando uno de los hechizos más conocidos de magia del destino: comunicación del destino.
El hechizo permitía que dos seres se conectaran temporalmente entre sí, escuchando y viendo lo que la otra persona estaba viendo y escuchando. No era una conexión total, y cualquiera de las partes podía limitar la efectividad de ésta, pero el hechizo era todavía extremadamente útil. Permitía el transporte de la información a través de miles de kilómetros.
El hechizo funcionaba de manera extrema en los puentes de mundos, pero funcionaba perfectamente bien en cualquier planeta normal.
—Sí, comandante. Sí, sí —agachó la cabeza por instinto, agitando sus manos. Larah no era alguien con quien te quisieras cruzar, y él no tenía la intención de molestarla—. La esperaremos en la Ciudad Yor.
Suspiró cuando la conexión terminó. Larah lo había alertado, y muy probablemente todos los magos de los alrededores estaban tratando de averiguar lo que estaba pasando gracias al hechizo de Graxital.
Había perdido la oportunidad de causar una impresión sólida en Lord Hadrion, algo que era realmente desafortunado. Aun así, solo había estado trabajando con este equipo por un tiempo muy breve, habiendo encontrado al grupo de magos del rayo negro en Mesor.
Había sido descubierto en Mesor un titán de clase Dominus que estaba estudiando magia, sospechoso de ser un doble agente para la Alianza Graal. Oblong no estaba seguro con exactitud de los detalles, pero había sido testigo del poder abrumador que poseía Lord Hadrion.
El hombre con una sola mano había borrado del mapa más de una docena de montañas con un solo hechizo, y finalmente eliminado al titán corrupto, un ex miembro del Departamento de Dispersión de los ciento ocho departamentos mágicos. Su potencial como la nueva estrella del Departamento del rayo negro era enorme.
Suspiró de nuevo. Lo que estaba hecho, hecho estaba. Tendría otra oportunidad en el futuro.
Echó un vistazo al inconsciente Graxital, apretando los dientes ante el hombre con molestia. Luego se volteó a mirar a los diversos guerreros, muchos de ellos heridos. Algunos habían sacado los suministros médicos que habían traído, mientras que otros habían tomado pastillas o medicamentos curativos.
Cuando sus ojos se posaron en los guerreros enviados por la familia Robel, notando que parecían reunidos en la depresión, repentinamente recordó a su otro compañero, el mago de madera William Robel.
Después de que el mago había sido golpeado por uno de los hechizos de los vampiros, había perdido su rastro. Parecía que el hombre había caído, al ser incapaz de defenderse apropiadamente.
Bueno, pensó, encogiéndose de hombros, han estado en contacto con la perturbación en el destino ahora, así que no le importaba demasiado. Si bien las reverberaciones que podía detectar con su magia del destino fueran cada vez más y más débiles, todavía debería ser capaz de rastrear a la bestia él solo.
Volvió a reflexionar sobre el futuro, tratando de pensar en una nueva manera de ganarse el favor de Lord Hadrion, el mago perdido, olvidado hace tiempo.
..
—¡¿Quién eres?! —espetó Dorian, con su cuerpo tenso. El extraño hombre flotante emitía una luz blanca y dorada muy tenue, pero no emanaba ningún aura peligrosa, por lo que podía decir.
—Ausra, ¿qué es esto? —preguntó inmediatamente, sin esperar a que la figura fantasmagórica respondiera.
—Parece ser una construcción de magia, un alma y una matriz de hechizos del alma, formadas después de la muerte de un mago poderoso. Eres incapaz de absorberlo. Parece que son minutos, quizás horas, desde la disipación, y no puede hacerte daño —respondió Ausra llegó de manera instantánea, extraída de la verdadera enciclopedia de conocimiento ubicada en su matriz de hechizos del alma.
—Mi nombre es Horhavil Candor, un antiguo miembro del clan Andor del imperio Elector —comenzó el hombre viejo, dándole Dorian un movimiento de cabeza.
—¡Oh! —gritó Dorian, al reconocer el nombre. Era el mismo que el del anillo que había encontrado. Debería ser el mismo a menos que el fantasma le estuviera mintiendo, pero para que apareciera aquí donde el mago murió… Estaba convencido de que era el auténtico.
El hombre lo miró extrañado.
—Saludos, estimado mago —comenzó Dorian, con su voz respetuosa. Ser cortés no le costaba nada, y aunque Ausra le dijo que el mago no podía hacerle daño, decidió ser más cuidadoso. No podía permitirse cometer más errores.
—¿Me conoces? —preguntó Horhavil, levantando las cejas. La reacción del dragón al escuchar su nombre había sido bastante extraña.
—Encontré un anillo que te pertenecía hace poco tiempo, y he oído hablar de tu difícil situación —habló con cuidado, escogiendo sus palabras.
Los ojos del mago se iluminaron con satisfacción.
—Ah, ¿encontraste uno de los Anillos Santos que hice? ¿Todavía lo tienes contigo? —preguntó el anciano.
—No —respondió Dorian, sacudiendo la cabeza. Cuando absorbió la energía que quedó en ella, se había roto en pedazos.
—Mm, bueno, es irrelevante de todas maneras.
El mago anciano se encogió de hombros, una acción extraña de ver para un ser fantasmal.
—¿Qué puedo hacer por usted? —preguntó Dorian, estudiando a Horhavil. Parecía estar flotando aproximadamente a un pie del suelo, con sus pies flotando sobre la tierra. Una esfera de luz dorada era visible a través de su figura transparente, cerca de su estómago, brillando sutilmente.
—Quería pedirte un pequeño favor, joven dragón —comenzó el hombre anciano, inclinando la cabeza.
—No estaré mucho en este mundo, desafortunadamente. Hoy será el último día de mi deceso. Al principio me deserté al sentir que desataste un aura extremadamente similar a la mía, creyendo que se trataba de un sucesor enviado por mi clan. Por desgracia, me equivoqué —suspiró y continuó con su discurso—. Por allá, bajo un par de ramas, se encuentra un joven mago que está herido de muerte. Si bien nuestros estilos no son exactamente iguales, él es el único mago cerca. He decidido hacerlo mi sucesor, de manera que mi estilo de magia y mis conocimientos, puedan ser transmitidos—. Horhavil hizo una pausa, agitando sus manos fantasmales hacia un lado.
Dorian miró, al ver una pila de ramas que habían crecido anormalmente desde el suelo, brillando con una luz pálida.
—Lamento que te hayas despertado antes de tiempo. Sin embargo, el destino de ese mago es su asunto. ¿Qué favor me pedirías? —preguntó, con su voz tranquila. No pretendía sonar cruel, pero no sabía nada de medicina y no podía ayudar a alguien que estaba mortalmente herido. Además, estaba seguro de que el mago moribundo era uno de los que había estado con el grupo tratando de capturarlo.
Había notado que uno de los magos, el que había visto su forma de salamandra roja, fue golpeado y derribado en la batalla anterior. Asumió que era él. No había muchas razones para que quisiera salvar a alguien que acababa de tratar de matarlo o capturarlo.
Sus ojos se endurecieron ante la idea. No podía permitirse más el ser el chico amable de la Tierra. No obstante, su corazón dudó.
—Los dragones, como tú, tienen linajes notablemente enérgicos. El hechizo que el joven mago está usando es un hechizo curativo decente, pero carece de esencia. Si cedieras una parte de tu sangre, esparciéndola sobre las ramas, el hechizo mejoraría en eficiencia, lo suficiente para salvar su vida. Tu sangre sería repuesta de forma normal, y permanecerías ileso —respondió Horhavil, y luego continuó—. No te pediría esto por nada. Si estás de acuerdo en ayudarme a salvar a mi sucesor, te daré una gran cantidad de hierbas mágicas que poseo, uno de los pocos tesoros que escondí antes de mi muerte. Hay unas doscientas hierbas mágicas en esa bolsa espacial, muchas de ellas bastante poderosas, lo que debería ser de gran utilidad para ti, incluso con tu extraño estilo de crecimiento.
Las hierbas mágicas eran un recurso en que las bestias confiaban para crecer. Cuanto más fuerte fuera una criatura, más difícil era aumentar su fuerza.
Las hierbas mágicas se originaban de forma natural en todo el mundo, una de las leyes naturales de este universo. Grandes cantidades de ellas se podían encontrar en lugares que habían quedado en la naturaleza, aunque las razones exactas de esto aún no se entendían por completo.
No todas las hierbas mágicas estaban hechas de igual manera. Algunas contenían cantidades enormes de energía, algunas tenían energía relacionada con cierto elemento, algunas incluso tenían inteligencia.
Para un dragón normal o incluso un dragón especial con el crecimiento actual de Dorian, esto sería una recompensa extremadamente valiosa, incluso si todas las hierbas mágicas fueran del peor tipo.
Sin embargo, Dorian mantenía una estricta cara de póquer, ayudado por el hecho de que no sabía cómo exponer de manera apropiada sus emociones en su semblante actual. El hecho de que había crecido de un bebé dragón a un adulto joven en solo minutos había sido visto por el mago, desafortunadamente, pero no parecía hacer ningún otro comentario al respecto.
—Las hierbas mágicas como esa son útiles, pero si le estás otorgando tus conocimientos de magia a alguien más, ¿por qué no hacer eso por los dos? Puedes darle tus hierbas mágicas a tu sucesor, yo tomaré eso como mi recompensa.
Los ojos de Dorian brillaron mientras se imaginaba lanzado hechizos a diestra y siniestra. El espíritu flotante sacudió su cabeza.
—Joven dragón, si eso fuera posible, consideraría esa opción. Por desagracia, soy incapaz de cumplirlo. Transferir mis conocimientos a otro ser requiere que sacrifique lo que me queda de mi esencia, esencialmente matándome. No es algo que pueda hacer dos veces —prosiguió el hombre—. Además, es muy probable que tu alma no pueda aceptar mi herencia. Por lo que puedo sentir, tu nunca has estudiado magia, y aun no has experimentado ningún bautismo del alma relacionado con magia. Mi herencia simplemente se borraría de tu alma, incapaz de echar raíces.
Dorian frunció el ceño al escuchar esto, sin darse por vencido,
—Mi alma es única, en cuanto respecta a almas y matrices de hechizos del alma. ¿Cómo puedes estar seguro?
Horhavil hizo una pausa, y luego lo miró atentamente.
—Mientras estabas experimentado esa extraña sesión de crecimiento bajo tierra, me tomé el tiempo para comunicarme con el mago herido —dijo lentamente, con sus ojos estudiando a Dorian.
—Fui informado de que estás en el centro de una gran investigación, en que un ser ha perturbado el destino.
El anciano acarició su larga barba colgante blanca. Sus ojos se abrieron ligeramente desenfocados cuando miró a Dorian, y luego pareció mirar a través de él.
—Y ahora que te miro con atención… puedo sentir que tu alma es de hecho única. Aunque mi campo de estudio no está estrechamente relacionado con el destino, después de casi llegar a la cima del dao de la luz, llegué a poseer una visión del mundo que era expansiva, lo que me permite ver a través de las cosas. Además, mientras estoy en esta forma, las almas de otros seres se han vuelto muy claras para mí —agitó las manos hacia él mismo—. No soy un experto en el destino, pero puedo decir que el destino parece estar torcido alrededor tuyo. Las personas y eventos serán atraídos por ti, por razones inexplicables. Cosas raras pueden suceder a tu alrededor, e incluso el azar puede volverse torcido. Esta reunión entre nosotros es probablemente resultado de eso —sacudió su cabeza en ese momento—. Sin embargo, eso no significa que tu alma sea apropiada para mi herencia. Si bien hay aspectos únicos que la rodean, todavía tienes que recibir aun el bautismo más básico de las leyes del universo en lo que respecta a magia. Sin eso, es imposible que mi herencia eche raíces.
Dorian frunció el ceño.
—Ausra, ¿puedo aprender magia?
Hizo una pregunta general que había pensado antes, pero que nunca había hecho en realidad.
—Sí, aunque la forma física y el alma del anfitrión actual son algo inadecuadas para ello. Con la absorción de linajes de seres que son orientados o hábiles en la magia, la comprensión e implementación de la magia serán más fáciles, aunque tu alma tendrá que someterse al bautismo de las leyes de este universo como cualquier otro mago —respondió Ausra fríamente en su cabeza.
Frunció el ceño de nuevo. Parecía que podía aprender magia, pero no como era todavía. No estaba dispuesto a dejarle saber a este mago viejo sobre sus habilidades únicas, y no parecía como si fuera a tener alguna oportunidad justo ahora ara encontrar una forma adecuada.
—¿Tienes algún artefacto o herramienta mágica, o tesoros que contengan energía mágica? —preguntó, tomando un enfoque diferente. Sólo podía comer una hierba mágica al día, por lo que el crecimiento que podría obtener de eso, si bien sería significativo, le tomaría tiempo.
El anciano se frotó el mentón, al responder,
—Gran parte de lo que utilizaba provenía de mi propia magia. Tengo algunos tesoros que contienen energía mágica, perro nada significativo. La mayoría de los magos no dependen en gran medida de objetos externos, salvo por los hechizos que involucran múltiples emisores.
El mago fantasmagórico parecía notar que Dorian estaba dando marcha atrás, y rápidamente ofreció algo de más valor.
—Si bien no tengo ningún tesoro en particular, conozco la ubicación de un enorme almacén de tesoros en mi planeta de origen —le sonrió a Dorian—. Hay verdaderas montañas con tesoros con energía mágica en ellos allí. Si aceptas ayudar a mi sucesor aquí, te enviaré la información específica sobre dónde y cuál es esa ubicación, además de las más de doscientas hierbas mágicas que aún tengo almacenadas.
Los ojos de Dorian se iluminaron de emoción, al considerarlo cuidadosamente. Todo lo que necesitaba era darle algo de sangre, y recibiría una gran recompensa inmediatamente, así como la posibilidad de una gran recompensa más tarde. Mientras permanecía en guardia y trataba esto con cuidado, no vio ningún inconveniente.
En cuanto al mago que era su enemigo…Él era ahora un dragón de clase Magister. No tenía miedo de él, y ya estaba planeando huir de aquí tan pronto como esto terminara.
—De acuerdo. Dame las hierbas mágicas primero ¡y tienes un trato, anciano!
..
A miles de kilómetros de distancia, se podía ver una pareja de aspecto harapiento, abordado una gran caravana. Cientos de vagones enormes, de todas las formas y colores podían verse, algunos hechos de metales extraños, otros hechos de madera.
Estos vagones estaban saliendo en ese momento a través de la puerta principal de una ciudad muy grande en el imperio Tandor, uno de los tres grandes imperios en el planeta de Hasnorth, la Ciudad Yum. La ciudad era famosa por sus hermosos techos y caminos, creados con diferentes tipos de arcilla de colores.
—Solo aguanta un poco más, Gaia… —murmuró Brutus, con su voz llena de preocupación mientas miraba a su compañera de rostro pálido. Gaia yacía descansando dentro de una de las habitaciones privadas de esta caravana, aun inconsciente. Su cuerpo se veía tranquilo, pero demacrado, con una ligera agitación tras sus ojos.
Se giró para mirar por la ventana hacia el frente de la caravana. Hacia lo que estaba delante.
Un enorme puente de mundo, de más de sesenta millas de ancho, donde enormes llanuras cubiertas de hierba se extendían a través de una sábana rebosante de vida.
—Estamos casi fuera del planeta, Gaia —dijo con los ojos nublados—. Sólo una semana más y podremos conseguirte ayuda e informarle al Gran Señor.