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Él cruzó las manos sobre el escritorio de ella, su cuello se dobló y dijo suavemente con una voz que sólo ambos podían escuchar: —Qiqing, ¿por qué torturarte a ti misma?
Han Qiqing sabía que había visto lo que estaba escrito en el papel, por lo que no quería decirle más.
¿Cómo podría éste chico entender sus sentimientos?
Querer a alguien no era algo sobre lo que tuviera control.
Además, disfrutaba que le gustara Lu Yichen. Estaba muy feliz, aunque todavía se sentiría triste de vez en cuando.
Han Qiqing bebió la mitad del agua, tomó el trozo de papel y lo guardó en el cajón. Luego, le pidió que se fuera: —Vuelve a tu asiento y deja de molestarme.
Song Shijun parecía dudoso. Suspiró. —De hecho, vine aquí para mostrarte algo... pero ahora no sé si debería mostrártelo o no.
Sin embargo, incluso si él no se lo mostraba, pronto lo descubriría en otro lugar.
—¿Qué es? —Han Qiqing no parecía muy interesada.