Al ver sus ojos negros y brillantes ardiendo de furia, la sonrisa de Yin Shaojie se ensanchó.
Cogió la camiseta, y en un movimiento rápido se la puso.
—Agh...
Las chicas hicieron sonidos de decepción.
Después de que Yin Shaojie se pusiera la camiseta, pasó sus dedos por su cabello negro desaliñado, luciendo desinhibido y salvaje.
—¡Ah!
Los gritos estridentes de las chicas casi hacen volar el techo del estadio de baloncesto.
Viendo a Yin Shaojie así, Mu Xiaoxiao finalmente estuvo satisfecha, y le dijo con el puño levantado: —¡Debes ganar! ¿entendido? ¡Enséñales una lección!
Yin Shaojie sonrió seguro, como demostrando que esa era precisamente la razón que le hizo entrar a la cancha.
Se puso los dedos en los labios y le mandó un beso.
Las chicas detrás de Mu Xiaoxiao gritaban locamente como si el beso fuera para ellas.
Yin Shaojie siguió a Lu Yichen a los vestidores.