Mu Xiaoxiao fulminó con la mirada a Yin Shaojie y dijo indignada: —¡Haz lo que quieras!
Si él no la ayudaba a vengarse después de ser acosada, ella lo haría sufrir.
Yin Shaojie no toleraría que nadie la acosase incluso si ella no se quejara, especialmente cuando estaba dentro del ámbito de su influencia.
Yin Shaojie miró a Han Yun'er despectivamente. —Dime, Han Yun'er, ¿cómo debería castigarte?
Bajo su mirada, Han Yun'er sintió escalofríos en su espalda. Improvisando rápidamente y luego de llegar a una conclusión, respiró hondo, levantó una mano y procedió a darse una bofetada a sí misma.
—¡Lo siento! ¡Es mi culpa! ¡No debería haber actuado por mi cuenta! —Se dio dos bofetadas más mientras seguía llorando y las lágrimas corrían por su rostro. Su disculpa parecía ser genuinamente sincera.
Al escuchar las dos bofetadas y ver el rostro manchado de lágrimas de Han Yun'er, Mu Xiaoxiao decidió abandonar el asunto. —Ya puedes dejar de pegarte.
Si dejara que esto continuara, la gente pensaría que ella era una acosadora.
De todos modos, las mujeres no deberían ser enemigas entre sí.
En realidad, preferiría no tener enfrentamientos o peleas con otros si pudiera evitarlo.
—¡Bueno, vayamos a casa! —Mu Xiaoxiao ordenó después de que ella se volteara hacia Yin Shaojie.
Yin Shaojie se dirigió a la multitud: —Iré primero; continuaré divirtiéndome o volveré a casa, lo que sea. Por cierto, ¿dónde está mi teléfono?
—Joven Maestro Jie, su teléfono está aquí. Su asistente se adelantó.
Ver su teléfono desencadenó recuerdos de no haber podido contactarlo. Ella se encendió de ira.
Mirándolo con furia, ella dijo: —Yin Shaojie, no pudiste reconocer mi voz cuando llamé antes, y mi llamada de ayuda para pagar mi tarifa del taxi fue ignorada. ¡Si no vas a usar tu teléfono, deberías dármelo!
En un intento de agarrarlo, estiró la mano hacia el teléfono.
Sin embargo, el brazo de Yin Shaojie era más largo que el de ella. Levantó el brazo hacia adelante y el teléfono se le escapó.
Doblando su brazo, él deslizó su teléfono de nuevo en su bolsillo. Luego envolvió un brazo alrededor de los hombros de ella y la guio hacia afuera.
—Ay, ¿qué te pasa? Es muy ruidoso en la cabina; es normal que no pueda reconocer tu voz. ¿Qué es tan importante como para que vengas a buscarme tan pronto como regresaste?
Yin Shaojie tenía curiosidad. Incluso cuando Mu Xiaoxiao regresó durante el Año Nuevo, ella nunca lo había buscado con tanto entusiasmo.
Con una sonrisa dubitativa en su rostro, él preguntó: —Xiaoxiao, ¿será posible que... te hayas enamorado repentinamente de mí? Viniste a mí con tanta prisa y peleaste con mi ex, dime, ¿vas a confesar?
Mirando hacia arriba, Mu Xiaoxiao sonrió, y ella procedió a levantar el pie y pisó el suyo. Fuerte. Muy fuerte.
Yin Shaojie apretó los dientes de dolor y la fulminó con una mirada soslayada. —¡Perr*! ¿No puedes soportar una broma? ¿Perdiste tu sentido del humor en América?
Mu Xiaoxiao carraspeó y replicó: —¡Estoy de mal humor esta noche!
Si él la molestaba cuando estaba de mal humor, ¡recibir este tratamiento era solo su postre!
Yin Shaojie la llevó fuera del bar y recuperó la compostura. Apoyando el brazo en su hombro de manera casual, él preguntó: —¿Y? ¿Para qué me necesitas?
—Para abrir la puerta de tu casa, no tengo tus llaves —ella dijo. Más importante aún, ella lo necesitaba porque la puerta sólo podía abrirse con su palma.
Yin Shaojie estaba confundido. —¿Mi casa? Mi familia está cerca, solo llámalos y alguien te abrirá la puerta. Incluso formarían fila para darte la bienvenida.