Se acercó a Mo Ning y susurró esas palabras.
Fue un acto de extender una rama de olivo.
Mo Ning hizo girar la pelota en su dedo y lanzó una mirada de desdén a Yu Hai.
"¿Estás pidiendo perdón ahora? ¡De ninguna manera!"
Por lo general, prefería pasar desapercibida y aguantar, permaneciendo en un segundo plano.
Sin embargo, si alguien cruzaba su línea, no lo dejaría ir tan fácilmente.
El partido fue una advertencia, no sólo para Yu Hai, sino también para todos los demás chicos que estaban chismeando y calumniandola.
"¡No seas irrazonable!"
Yu Hai nunca imaginó que Mo Ning rechazaría su oferta de paz. Su rostro se oscureció y sus ojos brillaron con frialdad.
"¡Tú pediste esto!"
La expresión de Mo Ning también se volvió sombría. "¡Dale!"
En la segunda ronda, Yu Hai y sus amigos no intentaron arrebatarle el balón. En cambio, se desplegaron a su alrededor con la intención de golpearla.