652
Se tiraba de los pelos y murmuraba alto: —¡Lu Zhaoyang, Lu Zhaoyang, Lu Zhaoyang!
Desde el momento en que apareció esa mujer, ella lo perdió todo y tuvo que esconderse en este horrible departamento de alquiler destartalado, donde era constantemente acosada por esos cerdos.
Si ella no podía tener una buena vida, ¡entonces tampoco Huo Yunting ni esa mujer!
Miró en su teléfono la foto de Huo Yunting llevando al niño en brazos. Sus labios se arquearon en una fría sonrisa.
Se sentó en el piso frío por dos horas completas hasta que se le entumeció el cuerpo entero. Luego se levantó lentamente.
Ming Yue no había estado comiendo bien últimamente y pasaba la mayor parte del tiempo adentro. Estaba demacrada y pálida, como si hubiese envejecido unos años. Ya no se veía como la radiante actriz que una vez fue.
Frotó su barriga del hambre y abrió el refrigerador. Estaba vacío.
