Lin Che se quitó el vestido y se puso una hermosa falda que envolvía su cuerpo y al instante iluminaba muchísimo su apariencia. En la tienda, Lin Che se probó cada prenda, una por una, mientras la vendedora la ayudaba con entusiasmo y gran actitud.
A un lado, Gu Jingze estaba sentado con elegancia en una silla, tomando un café y leyendo el periódico.
Aunque Lin Che había declinado su propuesta con educación, cuando llegaron a la tienda, era evidente que ella nunca había visto algo parecido. Dio varias vueltas, mirando todo con sorpresa constante y los ojos bien abiertos. En realidad, parecía como si nunca hubiera usado ropa bonita.
Sin embargo, cuando Gu Jingze levantó la cabeza, Lin Che posó delante de él con un vestido verde jade que acentuaba su piel brillante y la hacía ver aún más clara, pareciendo casi translúcida. Recordaba a un arroyo después de la lluvia: refrescante y agradable. Sus piernas largas y delgadas quedaron expuestas. En conjunto, ella se veía sensual y hermosa con un toque de ternura.
—Esta prenda es perfecta para usted, madame. Se ve hermosa en ella —la aduló la vendedora sonriendo.
Lin Che se sintió avergonzada por los elogios.
Gu Jingze la miró. No podía negar que el vestido le quedaba bien. Aunque por lo general se veía descuidada e inculta, ahora parecía elegante y llena de encanto femenino. Tanto, que no pudo evitar mirarla dos veces más. Cuando vio que Lin Che giró la cabeza hacia él, se apresuró a dirigir su mirada hacia otra parte.
Gu Jingze estaba muy satisfecho. Le hizo un gesto a alguien para que pagara la cuenta y le indicó a la vendedora:
—Envuelva todo lo que haya en la tienda y le quede bien a ella, y envíelo a la villa Gu.
Lin Che se sorprendió y miró a Gu Jingze con ojos radiantes. Él era demasiado rico.
Desde luego, la vendedora estaba muy feliz. Los acompañó con cortesía a la puerta y observó con envidia cómo Lin Che corría hacia el lujoso Porsche que estaba afuera y se subía al auto.
En pocos minutos, llegaron a la empresa. Ella le dio las gracias antes de salir rápido del coche.
Yu Minmin llevó a Lin Che al gran salón de un hotel de siete estrellas donde se realizaban audiciones.
—Hoy, hay un papel para el que adicionarás. Si te marchas a la mitad como la última vez, ya no vuelvas a la empresa de nuevo. ¿Acaso crees que eres Lin Li? Si quieres seleccionar y elegir tus papeles, sé como ella. Si bien no es requetefamosa, al menos es una gran celebridad. Así que será mejor que te tomes en serio las audiciones y dejes de venir con ideas tontas —la regañó Yu Minmin con severidad mientras caminaban.
"Lin Li tenía el completo apoyo financiero de la familia Lin, y por eso, por supuesto, es famosa", pensó Lin Che.
Por otro lado, su madrastra había hecho todo lo posible para impedir que ella avanzara. Además, Lin Li interfería cada vez que obtenía un papel. Sin embargo, no era suficiente para que ella se rindiera. Hacer eso sería lo mismo que retirarse antes de que comenzara la pelea.
—Ejecuta correctamente la audición de hoy —continuó la hermana Yu—. Esta vez, el inversionista es muy rico. Él es de la familia Gu, una familia muy conocida y misteriosa. Nadie sabe cuán ricos o poderosos son. Incluso si fallas en la audición, es seguro que podrás avanzar rápido en tu carrera si les caes bien.
Lin Che dejó de escucharla cuando su atención se centró en Lin Li y Qin Qing, que caminaban hacia ella. Lin Li era delgada y elegante mientras que Qin Qing era alto y guapo. Cuando caminaban juntos, todos se daban la vuelta a mirarlos.
—Guau, Lin Li.
—Lo más probable es que el que la acompaña sea su prometido. Escuché que sellarán su compromiso pronto. La familia de su prometido es adinerada y él es un heredero de segunda generación.
—Su prometido es muy guapo. Son una pareja perfecta.
—Lin Li tiene mucha suerte.
Antes de que Lin Che pudiera darse la vuelta e irse, escuchó a Qin Qing gritar:
—¿Lin Che? ¿Qué haces aquí?
Lin Che se congeló y miró hacia atrás de mala gana. Vio a Lin Li mirándola con desagrado mientras caminaban hacia ella.
—Vine para una audición —respondió Lin Che esbozando una sonrisa para Qin Qing.
Qin Qing se quedó mirando su ropa. Parecía pensar que ella se veía diferente. Considerando lo descuidada y ruidosa que solía ser, ahora se veía mucho mejor, e incluso desprendía un carisma femenino.
—¿A dónde fuiste? Tu familia te ha estado buscando.
Qin Qing aún desconocía los acontecimientos sucedidos. Solo sabía que la familia Lin estaba sumida en el caos. Han Caiying siempre estaba maldiciendo a Lin Che, llamándola una malagradecida desgraciada y una completa ingrata.
—Estoy bien. Me estaré hospedando con un amigo. No regresaré a la residencia de la familia Lin —respondió Lin Che riendo con amargura y mirando la expresión altanera de Lin Li.
—Ah, Qing, no tienes idea de lo ansiosa que está la familia. Ella es demasiado insensible. Mi madre se quedo despierta toda la noche preocupada, pero ella…—se quejó Lin Li con Qin Qing.
Lin Che resopló. Era probable que su madrastra no había podido dormir, pero por el enojo de no poder concretar su venta. Lin Che ya no quería verla actuar. Así que se despidió con indiferencia:
—Todavía tengo una audición. Qin Qing, ustedes pueden irse sin mí.
Mirando con nostalgia a Qin Qing, apretó el puño con fuerza.
De repente, detrás de ellos surgieron sonidos de exclamación.
Miraron hacia atrás con asombro, y vieron una ordenada fila de los mejores guardaespaldas abriendo un camino para Gu Jingze que estaba detrás de ellos. Estaba vestido de negro como un caballero oscuro de la noche, misterioso y distante.
Lin Che estaba estupefacta. Al verlo ahí, se sentía como si estuviera soñando. Los ojos brillantes de Lin Li ya estaban fijos en él. Observó al hombre alto y guapo pasar junto a ella sin siquiera mirarla de reojo. Con su expresión arrogante y fría, parecía un noble emperador que no permitía que nadie se acercara a él.
—Ah, Qin Qing, ¿quién es ese? Se ve muy familiar —preguntó a Qin Qing, incapaz de ocultar su curiosidad.
Por otro lado, Lin Che quería que la tierra la tragara porque vio a Gu Jingze lanzándole una mirada. La voz de Lin Li la sacó de su aturdimiento al instante. Vio a Lin Li bajar la cabeza y preguntar:
—¿Me está mirando?
Lin Che no podía soportar quedarse allí por más tiempo. Mientras el lugar se sumía en el caos, ella salió corriendo. Y después de un momento, de repente escuchó la voz de Lin Li detrás de ella.
—Lin Che, sería mejor vuelvas a casa.
—Nunca volveré—respondió indiferente, dándose la vuelta.
Lin Li se burló.
—No creas que no conozco tus intenciones con Qin Qing. No eres lo bastante buena para él. Está a punto de comprometerse conmigo y convertirse en tu cuñado. Si eres una persona decente, deja de tratar de coquetearle. Mírate; eres una hija ilegítima. Aún así te atreves a tener pensamientos delirantes por un joven adinerado como Qin Qing.
El corazón de Lin Che se retorció mientras Lin Li le lanzaba una mirada petulante.
—Al principio, aún tenías la chance de meterte en los rangos superiores de la sociedad si te convertías en la joven señora de la familia Cheng. Es una pena que no tuvieras la visión. ¿Qué? ¿Pensaste que podrías tener una oportunidad con Qin Qing?
—Si ya terminaste, ¿puedo irme?
Si hubiera sido alguien más, no le habría importado. Pero Lin Che no podía tolerar la mención de Qin Qing.
Dio grandes pasos hacia la salida, pero Lin Li la retuvo con brusquedad.
—¿Qué tipo de actitud me estás mostrando? —se burló Lin Li—. Si te das vuelta ahora y lames la suciedad de mis zapatos, podría dejar que te quedes con el papel. De lo contrario, mientras siga viva, nunca participarás en una producción importante.