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Chapter 3 - Capítulo 3: Te cuidamos; ¿no deberías estar agradecida?

—Tú...

Los pulmones de Han Caiying estaban a punto de explotar por la ira.

Cuando Lin Che estaba a punto de irse, le dio un empujón en el hombro y la tiró al suelo.

—¿Te has mirado a ti misma? Te hemos cuidado durante tanto tiempo, con el corazón de un Bodhisattva. ¿Cómo te atreves a contestarme de esa manera, cuando te salvamos de morir en las calles con la loca de tu madre? ¿Y si te golpeo?

Sin embargo, las obvias marcas en el cuello de Lin Che se volvieron visibles ante ella; tan claras como el día. Era ofensivo a la vista. Como si hubiera hecho un gran descubrimiento, Han Caiying habló como a punto de perder la cabeza:

—Bueno, bueno, Lin Che. Sabía que tenías malas intenciones contra nosotros, la familia Lin. Eres como tu madre; lo único que sabía era merodear y seducir personas. Vete a otro lugar si quieres seducir a alguien; no avergüences nuestra casa. Qin Qing es el sucesor de la familia Qin. ¿Crees que una puta como tú es lo suficientemente buena para él? Ni siquiera voltearía a mirarte.

La bofetada de Han Caiying no entristeció a Lin Che en absoluto. Sin embargo, esa simple oración fue suficiente para atravesar su corazón.

A pesar de eso, Lin Che se echó a reír. Resopló mientras se levantaba la blusa para cubrirse los hombros y se daba palmaditas en la ropa.

—Si crees que no soy lo bastante buena para él, tanto que ni siquiera me miraría, ¿por qué estás tan preocupada? —comentó con indiferencia.

Han Caiying escuchó un ruido proveniente del exterior. Era Qin Qing que estaba charlando con Lin Li. Su conversación y su risa la ponían nerviosa. Temerosa de ser descubierta, Han Caiying bajó la voz y se acercó a Lin Che.

—No juegues conmigo —amenazó. Después de pensar un poco, volvió a hablar—: Los miembros de la familia Cheng vendrán más tarde con su segundo hijo, Cheng Tianyu. No digas que no me importas. Te dejaré conocerlo. La familia Cheng tiene una buena reputación y antecedentes en nuestro país. Si te casas con alguien de su familia, disfrutarás de infinitas fortunas.

La mirada de Lin Che vaciló. Por supuesto, ella sabía quién era el segundo hijo de la familia Cheng.

—Madrastra, ¿quieres que me case con un retrasado?

Lin Che dio un grito de protesta. ¿Su madrastra incluso afirmó que se preocupaba por ella?

—¿Qué, no quieres?

—Cásate tú con él si quieres. ¡No soy un títere que puedas manipular! —exclamó Lin Che y abrió la puerta en seguida.

Al ver eso, Han Caiying usó todas sus fuerzas para retenerla. En ese momento, Lin Che dejó de lado todas las preocupaciones y se dio la vuelta para empujar a Han Caiying a un lado.

Tirada en el suelo, Han Caiying le advirtió:

—Lin Che, si te atreves a irte, me aseguraré de que tu padre tire las cenizas de tu madre.

Lin Che salió corriendo, desesperada.

***

Mientras tanto, Gu Jingze pronto fue llamado a la mansión de la familia Gu. Desde luego, se había informado el incidente con rapidez a su abuelo, Gu Xiande, que también era el jefe de la familia.

Gu Jingze permaneció inquebrantable en su postura. Miró a Gu Xiande, que estaba ante él, y le dijo:

—Abuelo, mi madre no entiende la situación en absoluto. Esa mujer y yo no dormimos juntos por nuestra propia voluntad. Fue solo un accidente.

—Jingze, ¿por qué tienes que ser tan terco? Piénsalo. ¿Sería en serio insoportable para ti casarte con ella? Ya la has tocado. ¿No extrañas ese sentimiento ni siquiera un poco?

—¡De ningún modo! —respondió Gu Jingze.

—Jingze, estoy muy decepcionado de ti.

El tranquilo y viejo Gu Xiande miró con frialdad a Gu Jingze con su imponente aura. Gu Jingze lanzó una mirada de odio a Mu Wanqing quien estaba detrás de él. Sin embargo, Mu Wanqing tenía una expresión altiva.

—Nuestra familia, la familia Gu, sin duda asumirá la responsabilidad de lo sucedido. Además, no sólo es crucial para que tengas una vida matrimonial normal. También es la clave para curar tu enfermedad. Debes ser más racional. Al fin y al cabo, sí te acostaste con la chica. No puedes aprovecharte de ella y luego olvidarlo todo— manifestó Gu Xiande.

—Pero no la conozco en absoluto. Abuelo, ¿cómo puedo estar de acuerdo en casarme con una total desconocida? —argumentó Gu Jingze mirando a su anciano abuelo.

—¿Y si te digo que, si no te casas, haré que tu pequeña amante...? ¿Cómo se llama? Mo Huiling, eso. Haré que ella pierda su carrera, de modo que sienta que es mejor estar muerta que viva.

Era sorprendente lo similar que eran los ojos de Gu Xiande a los de Gu Jingze. Cuando lo amenazó, su mirada era calma, pero sus ojos proyectaban una ráfaga oculta de fría crueldad.

—Sabes que no te dejaré salirte con la tuya —le advirtió Gu Jingze.

—Sé que tus alas se han vuelto más sólidas y ya no puedo controlarte. Los tres se han vuelto rebeldes, uno por uno. Uno se convirtió en presidente, otro se volvió una celebridad, y tú.... Siempre has sido maduro, pero indomable. Incluso si no puedo hacerte nada, con certeza tengo mis maneras de atormentar a una señorita. Pruébame —insistió Gu Xiande.

Apareció el disgusto en los ojos de Gu Jingze, pero se oscurecieron con un ligero brillo.

***

Lin Che solo dio unos pocos pasos antes ver varios autos que pasaban haciendo mucho ruido.

Eran miembros de la familia Lin...

Lin Che quería irse, pero era evidente que la familia Lin se tomó la situación muy en serio. Casi todos habían sido llamados y pronto la rodearon.

—Muchacha, estoy haciendo esto por tu propio bien. Aún así, te atreves a huir. Ve y tráela de vuelta por mí.

Lin Che miró fijo a Han Caiying, resistiendo el impulso de lanzarse y abofetearla. Sin embargo, estaba sola, y no podía prevalecer sobre estas personas que la superaban en fuerza y número.

Con las manos atadas a la espalda, Lin Che fue devuelta a la residencia de la familia Lin.

El maquillador vino para refrescar a Lin Che mientras Han Caiying le lanzaba una mirada asesina. La reprendió con arrogancia:

—¿Crees que alguien como tú puede escapar de mí? Será mejor que te vistas al rato para conocer a Cheng Tianyu.

Lin Che apretó los dientes y luchó un poco, pero todo fue inútil.

Han Caiying miró a Lin Che después de que ella se había cambiado.

"Esta muchacha se ve muy hermosa cuando está bien vestida. Su delicado rostro es suficiente para permanecer en la mente de cualquier hombre", pensó Han Caiying para sí.

"Ella debe casarse con alguien de la familia Cheng lo antes posible. De lo contrario, siempre estaría cerca de Qin Qing. Si él de verdad se enamora de ella, la posición de Lin Li se vería comprometida".

Alguien afuera anunció la llegada de Cheng Tianyu.

Bajo el mando de Han Caiying, Lin Che fue liberada de inmediato de sus ataduras y empujada al frente. A través de la puerta, podía escuchar las voces enérgicas de la familia Cheng.

—Todos sabemos que la tercera señorita es solo una hija ilegítima. Ella no es realmente digna de nuestro Tianyu, pero se ve bastante bien en las fotografías. Después de unirse a nuestra familia, y siempre que ayude a continuar la línea de sangre de la familia Cheng, tendrá grandes beneficios en el futuro.

"¿Dar a luz?". Con desprecio, Lin Che pensó: "¿Estoy siendo tratada como una herramienta para procrear?".

Lin Che vio a un hombre parado de pequeña estatura, con unos 1,6 metros. Casi estaba convulsionando; sacudía la cabeza sin cesar mientras miraba a su alrededor. Como un niño descuidado, se estaba mordiendo las uñas.

Han Caiying sonrió y comentó:

—Mira, Lin Che. Este es tu futuro esposo. Tus días dorados llegarán pronto.

Por supuesto, Lin Che podía escuchar la arrogancia y la burla en las palabras de Han Caiying.

En ese momento, de repente, le dio un ataque de locura a Cheng Tianyu. Llorando en voz alta, se lanzó hacia la gente parada a un costado. Los presentes se vieron sumidos en una gran confusión y caos; los miembros de la familia Cheng y la familia Lin rodearon por completo al retrasado.

Han Caiying se sorprendió. La forma en que se veía ese retardado en su ataque le pareció tan desagradable que casi vomitó. Pero en su corazón, se sintió aliviada. Por suerte, ahora era Lin Che quien debía casarse con él, no Lin Yu. De lo contrario, ella en serio habría muerto de ira.

Luego se dio la vuelta y descubrió que no había nadie a su lado.

La mirada en los ojos de Han Caiying cambió cuando frunció el ceño.

—Lin Che... ¿A dónde se fue Lin Che? ¡Ve por ella! ¡Dale una buena paliza cuando la atrapes!

***

Lin Che no sabía cómo había escapado. Solo sabía que, cuando por fin estuvo sola, sus pulmones estaban a punto de explotar por haber corrido tanto.

Pero justo en ese momento, vio un auto estacionado por casualidad a su lado.

Lin Che lo observó hasta quedar estupefacta. En la ventanilla posterior del auto, la cara de desdén de Gu Jingze apareció ante sus ojos.