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Chapter 13 - Capítulo 13: Temo que la Señorita Mo lo Malentienda

Mo Huiling se puso de pie con arrogancia. Vestida con ropa lujosa de pies a cabeza, estaba radiante, a la par de su carácter altanero. Su expresión denotaba aún más superioridad.

—Eh, no creas que puedes tener a Jingze solo porque te casaste con él. Le diré que no me gusta que esté contigo y le pediré que se vaya de este lugar y viva conmigo. Incluso si están casados, nunca lo volverás a ver. ¡Todos tus planes ocultos serán inútiles!

"¿Cómo te convertiste en su esposa cuando es a mí a quien ama?".

Aunque Mo Huiling tenía una expresión altiva en su rostro, Lin Che se dio cuenta que estaba enojada y se sentía impotente. Aunque era una mujer desagradable, estaba, en efecto, en una situación lamentable.

Quizás era un defecto de estas familias que el matrimonio no sea por elección propia. Es por eso que todos eran víctimas. Lin Che de verdad se compadecía de Mo Huiling.

Pero si estaba tan triste, ¿por qué tenía que ocultarlo? ¿Por qué no podían pelear por lo que querían?

Mo Huiling fue a la casa a amenazar a Lin Che en lugar de hacerle un escándalo a Gu Jingze.

"Yo no sabía que las cosas eran tan complicadas. De lo contrario, no habría aceptado tan fácil. ¿Cómo podía saber que él tenía una novia que lo amaba tanto?", pensó Lin Che.

Lin Che le habló:

—Si él termina viviendo contigo, yo estaré feliz por ambos. Puedes pedirle que haga eso.

Mo Huiling odiaba tanto a Lin Che. Cuanto más la miraba, más le disgustaba. No podía creer que una persona con un estatus tan bajo como ella terminara siendo la esposa de Gu Jingze de forma inesperada.

Lin Che era bastante hermosa; su piel era blanca y suave, y ella era joven. Aunque parecía honesta, las personas de su tipo eran las más conspiradoras.

Mo Huiling tenía que admitir que el rostro de Lin Che era demasiado hermoso. Por eso, ella no podía estar tranquila y permitir que Gu Jingze continuara viviendo con ella.

Mo Huiling le lanzó una mirada mordaz antes de levantar la cabeza e irse.

***

—¿Dónde está la señora? —preguntó Gu Jingze cuando regresó a la casa a la noche y encontró todo muy tranquilo.

—La señora está en el dormitorio —respondió de inmediato la mucama.

Gu Jingze se dirigió hacia la habitación.

Cuando abrió las puertas, no esperaba ver la espalda de Lin Che, desnuda por completo, saludándolo.

Ella se estaba cambiando, y cuando la puerta se abrió, se sobresaltó sorprendida.

—¡Ah, Gu Jingze! —gritó.

Si solo hubiera gritado, no habría importado, pero el problema era que se dio la vuelta conmocionada. Y ahora no era solo su espalda lo que él había visto.

Dos suaves bultos de carne parecían brillar ante sus ojos, haciéndolo detenerse.

Lin Che se apresuró a cubrirse y, mientras miraba al hombre frente a ella, se quejó con voz débil:

—Gu Jingze, ¿no sabes tocar?

Gu Jingze miró fijo su piel blanca como la nieve y sus hombros estrechos, que se veían pálidos y tiernos. Su corazón latió con fuerza, desvió su mirada un poco y respiró.

—Creo que este es mi dormitorio.

Lin Che se congeló. Lo pensó bien y recordó que esa, de hecho, era su casa.

De todos modos, entrar sin tocar no estaba bien.

—Oye, aunque es tu casa, ¿has olvidado que estamos casados? Ahora, al menos la mitad de la casa me pertenece. Y hasta que nos divorciemos, tengo derecho a vivir aquí. En otras palabras, este es también mi dormitorio.

—Parece que no has olvidado que estamos casados. Está bien, incluso si andas así, sin taparte —respondió Gu Jingze, girando la cabeza con serenidad.

—...

Lin Che bajó la cabeza curiosa por el frío que empezaba a sentir por su cuerpo, y se dio cuenta de que se había olvidado de ponerse la ropa. Entonces, tomó su ropa con desespero y se empezó a vestir deprisa mientras se daba la vuelta.

Sin embargo, Gu Jingze ya había atravesado la habitación como si nada hubiera pasado. Abrió el armario, sacó una carpeta y se fue en silencio.

Lin Che respiró profundo y se quedó allí, viéndolo irse. Parpadeó un par de veces y pensó: "Este Gu Jingze... Mo Huiling dijo que no le permitiría vivir conmigo, pero aquí está de nuevo".

Cuando Lin Che salió de la habitación, se ajustó la ropa con dificultad. Gu Jingze estaba mirando sus documentos. Y como si no la hubiera visto, mantuvo la mirada baja.

Lin Che se acercó a él, insegura de cómo hacerlo. Después de todo, él tenía muchas mañas y podría empezar criticarla con solo escucharla hablar.

Cuando estaba a punto de irse, la persona que había estado mirando sus documentos por fin habló.

—¿Qué quieres decir?

Sorprendida, Lin Che se dio unas palmaditas en el pecho mientras miraba a Gu Jingze.

"¿Por quéél siempre está haciendo las cosas de golpe, poniéndome en situaciones incómodas sin saber qué hacer?".

—Así notaste que estaba aquí. Como no me miraste, pensé que no me habías oído, así que quería irme sin molestarte —explicó mientras se acercaba a él.

Gu Jingze levantó la cabeza para mirarla. Con su barbilla apoyada en una mano y sus ojos indefinidos bajo la luz, se veía tan encantador que podía hacer que el corazón de cualquiera parara por un momento.

—Puedo olerte —respondió.

Lin Che se quedó helada y su cara se acaloró de modo sutil. ¿Acaso Gu Jingze no se daba cuenta que sus palabras sonaban un poco íntimas?

Él notó el rojo en sus mejillas blancas.

—¿Por qué tu cara está tan roja? ¿Qué te pasa? ¿Estás enferma? —le consultó, confundido.

—...

"Tú eres el que está enfermo. No, siempre estuviste enfermo. ¡Ahora parece que olvidaste tu medicina de nuevo!"

—No estoy roja —negó Lin Che, sintiendo que estaba expuesta por completo y él se estaba aprovechando de eso.

"En efecto, no soy digna de él", pensó.

 Aunque se consideraba una actriz profesional, parecía menos profesional que él, quien desde un comienzo había separado los negocios de los asuntos personales con claridad.

Ella pensó que tal vez él pudo mantener sus sentimientos al margen porque amaba a alguien.

Comparado con ella, Gu Jingze era un verdadero profesional. Su falta de reacción ante su cuerpo desnudo mostraba que no la trataba como a una mujer en absoluto. Y era del todo fiel a Mo Huiling.

"Ella no podría perderlo", pensó Lin Che.

Gu Jingze observó los pequeños cambios en su expresión. Levantó la cabeza de nuevo y preguntó:

—No me respondiste. ¿Tienes algo que decirme?

¿Cómo sabía que Lin Che tenía algo que decir antes de que ella siquiera hablara?

Lin Che se acercó a él y habló:

—No mucho. Sólo quería saber por qué volviste a la casa.

Gu Jingze frunció el ceño, confuso.

—¿No puedo volver a la casa?

Lin Che miró la expresión sincera de Gu Jingze.

"¿No le ha contado Mo Huiling que no quería que él viviera aquí?", consideró perpleja.

Cuando vio la expresión confusa Gu Jingze otra vez, agitó las manos con frenesí. Ella no quería interponerse entre él y Mo Huiling. Y como ella no había dicho nada, decidió que era mejor dejar que Mo Huiling se lo dijera ella misma.

Lin Che se negó a involucrarse en tales asuntos.

—Lo que quiero decir es que… creo que no necesitas quedarte aquí todo el tiempo. Después de todo, muchas personas viven separadas después del matrimonio. Además, estás muy ocupado. Que te quedes aquí todo el tiempo puede que no sea bueno para ti —se excusó encogiéndose de hombros.

Gu Jingze entrecerró los ojos y la miró.

—¿Por qué?

—Solo creo que la señorita Mo seguro se molestará si estás constantemente conmigo. Es mejor si no vives aquí.

Las cejas de Gu Jingze se movieron.

—Pensé que habíamos acordado antes que esta es mi casa. Si no vivo aquí, ¿dónde viviré?