O mejor dicho, Yao Si había estado teniendo el mismo sueño en repetidas ocasiones durante los últimos días.
En la noche infinita, estrellas solitarias y frías llenaban los cielos, y...
—Hay una voz en mi sueño que dice... Te estoy esperando.
Yao Si tenía una mirada aturdida. El sueño había sido inusualmente real, como si en realidad hubiera vivido esa experiencia de estar sola entre las galaxias, presenciando las luces parpadeantes y el cambio constante. A lo largo de todo eso, hu/bo una voz inquebrantable que seguía llamándola.
—¡Era... tu voz!
La mirada de Mu Xuan se hundió, y se concentró en ella con intensidad mientras su agarre se estrechaba. Bajó la cabeza para besarla una vez más antes de apoyar su frente contra la de ella.
—Mu Xuan, ya mencionaste que no eres un terrícola.
Además, cuando Lin Long adivinó que ella lo había convertido, él no se opuso, pero tampoco lo reconoció.