—Su-su-su Alteza...
El jovencito se puso rígido. Incluso después de tartamudear durante mucho tiempo, todavía no podía articular claramente.
Yao Si suspiró.
—¡Sólo llámame Yao Si!
—¡Sí!
Se enderezó, aceptando al instante como si hubiese recibido una orden.
—¿Eres la persona que YaoQian mencionó?
—Sí—él respiró hondo, tratando de calmar sus nervios antes de responder—. Soy un vampiro de... la generación 720... Me llaman… Gu-gu-guShucheng. El Anciano Yao me instruyó personalmente para asegurarme de que la acompañe a la academia de manera segura.
—Hola —extendió su mano instintivamente—. Encantada de conocerte.
El chico se quedó quieto, sus ojos se ensancharon. Como si hubiera recibido un regalo celestial, de repente tomó su mano y se apoyó en una rodilla. Se inclinó hacia delante para golpear sus uñas con su frente, lo que era un saludo especial de los vampiros. De manera respetuosa, él respondió: —Es mi honor, Su Alteza.
