—Ya veo, —dijo Yan Xuan. —Si está ligado a los celestiales, tengo amigos que pueden ayudar.
—Increíble, pequeño XuanXuan. ¡Tienes compañeros celestiales! —Qu Ze se burló.
—Anciano... ¡Sólo son amigos, no compañeros! —Yan Xuan se puso tenso. ¿Por qué iba a necesitar un compañero? Tengo una cría, ¿de acuerdo?
—Sí, no te preocupes por esas tonterías. —Qu Ze dio un golpecito en los hombros antes de estamparse en la cara su detestable sonrisa.
Yan Xuan sintió un escalofrío correr por su espalda y retrocedió con discreción. Su instinto le decía que se mantuviera alejado si valoraba su vida.
—Ya que tienes amigos, date prisa y tráelos para interrogarlos....
Asintió con la cabeza antes de encender su dispositivo de comunicación. En menos de un segundo, una voz familiar apareció.
—¿Yan Xuan? ¿Por qué llamas a estas horas?