Con algo de ayuda del personal de la academia, Lu Xinyi y Ye Xieren se abrieron paso frente a los jueces y colocaron sus respectivas cajas de bento en la mesa.
—Bueno, ¿no es esto visualmente apetitoso? —Qin Jiahao cogió sus palillos y escudriñó el plato de su aprendiz.
Ye Xieren contuvo la respiración, tratando de averiguar si había cometido un error que no había notado. Su mentor tomó un trozo de espárrago maltrecho del juego de tempura de su caja de bento, lo levantó a la altura de los ojos, y revisó ambos lados.
—Déjame probar esto antes de probar tu sushi, —Qin Jiahao lo mordió y lo masticó lentamente. Levantando la mirada, el extremo de su boca se curvó en una pequeña sonrisa.
—Eso tiene un sabor increíble. Finalmente, aprendiste a ponerle sabor a tu tempura.
Ye Xieren echó la cabeza hacia atrás y se llevó las dos manos a la cara, suspirando de alivio. Desde que comenzó su tutoría bajo el chef Qin, el hombre rara vez lo felicitó por su cocina.