—¿Qu-qué? —Lu Xinyi pensó que era divertido cómo su esposo tartamudeaba así, pero no era el momento indicado para burlarse.
—Dije que pensé que estaba embarazada —repitió ella— pero todos los exámenes dieron negativo. Solo me sentía... —soltó un suspiró afligido, sin entender por qué se había alterado para empezar.
—¿Decepcionada de no estarlo? —continuó él por ella, que asintió en respuesta.
—Recuerdo que la abuela Lu me dijo cuando era pequeña que las mujeres de la familia Sun tienen una extraña maldición.
—¿Maldición? ¿Qué maldición? —Shen Yi frunció el ceño. ¿La gente todavía creía en maldiciones?
—Sí —Evadió su mirada inquisidora, pero él inclinó su mentón hacia arriba para hacer que lo mirara— dijo que a las mujeres de la familia Shen les cuesta tener hijos y que, si se embarazan una vez, siempre es otra niña y nunca un niño. Hasta el tío He me dijo que mis padres perdieron a un hijo antes de tenerme.
—¿Y por qué te preocupa eso?