La casa de él estaba invadida por invitados indeseados, pero Shen Yi no podía hacer nada al respecto. Su esposa tenía toda la atención puesta en los mellizos, atenta a cada una de las necesidades de ellos, como si ella fuera la verdadera madre de esos niños. Se preguntó el, si ella podría actuar igual si los niños fueran suyos.
Justo como había dicho antes, Shen Xue se invitó sí mismo a cenar y se unió a la pequeña familia para la comida.
—Este glotón —Shen Yi le frunció el ceño al hermano menor ¿No podía Shen Xue ver que él intentaba que dejara de meterse en su casa? Desde que estaba casado, Shen Xue debería dejar se invitarse y de asaltarle el refrigerador.
—Xue, si sigues insistiendo en ser un vividor aquí en mi casa, al menos considera pagarle las comidas a Xinyi —Shen Yi fulminó con la mirada al hermano.
Shen Xue levantó la cabeza y se quedó a mitad de camino, cuando iba a agarrar otra carne del plato, al escuchar las palabras del hermano.