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Chapter 38 - Capítulo 38: ¿Qué luna de miel?

—¿Señor?

Alguien lo llamó. Shen Yi esperaba que no fuera uno de esos irritantes reporteros que le reconocen la cara. Nunca aceptaba ninguna entrevista o sesión de fotos a cerca de él. Si tanto deseaban hablar sobre la empresa, podían ir y hablar con el hermano menor de él.

Shen Yi miró rápido a su lado, mientras que en el control de pasaportes corroboraban su DNI y boleto. Luego, se dio cuenta de que Lu Xinyi no estaba ¿Dónde demonios estaba? El vuelo había llegado a las nueve de la mañana. Se suponía que ella iba a volver luego de buscar el equipaje.

Sintió que una palmadita en el codo. —¿Señor?

Shen Yi se dio vuelta bruscamente al oír la voz y se encontró con un personal del aeropuerto con uniforme azul.

—¿Es usted el esposo de la señorita Lu?

—Sí, ¿dónde podría estar esa mujer?

—Tenga. La señorita Lu quería que tenga esto. —La mujer le entregó un papel doblado. Él lo agarró y leyó la nota en el papel y reconoció la familiar letra.

¿Lu Xinyi lo abandonó por comida de nuevo? Eso no era sorprendente.

—Gracias —dijo él y asintió con la cabeza.

Minutos más tarde, Lu Xinyi volvió con una bolsa de hamburguesas y un vaso grande de refresco. Tenía el largo pelo atado en una colita, lo cual hacía que el rostro le luciera más joven y vivaz. La remera azul sin mangas y la pollera blanca combinaban con la remera azul pálido y los pantalones negros de su esposo.

—Deberías haberme llamado, si me ibas a dejar así—dijo Shen Yi frunciendo el ceño.

—¿Se te olvidó que mi celular esta en tu valija?

Ah, ahora se acordaba. Lu Xinyi se durmió antes, después de jugar con el teléfono y él fue quien lo guardo.

Shen Yi se acomodó el equipaje de mano y la campera en un brazo, mientras que llevaba el maletín negro de trabajo en el otro. Lu Xinyi arrastraba su valija detrás de ella y se fue del aeropuerto con él. Cuando salieron, no se sorprendieron al ver las largas filas de pasajeros que esperaban a los taxis.

—Parece que hay tráfico ¿Por qué no tomamos el tren? —sugirió Lu Xinyi.

No era mala idea. La estación no estaba tan lejos de donde estaban y sería más barato.

—Buena idea. No quiero perder más tiempo aquí—coincidió Shen Yi.

—¿Eh? ¿Estás de acuerdo con eso? ¿No tienes miedo de que alguien te reconozca?

Shen Yi seguía sorprendiéndola. No solo viajaron en primera clase en el avión, sino que Shen Yi incluso eligió no llevar guardaespaldas ni a Qiao He con él. Era un presidente, pero a veces no actuaba como tal. Ahora, estuvo de acuerdo con su sugerencia sin mover un pelo.

—No me preocuparía por eso. Vamos, antes de que decidas irte de nuevo.

Lu Xinyi no podía hacer nada más que seguirlo. Él era bueno con las direcciones, por lo que ella no tenía que preocuparse de que se perdieran. Cuando llegaron a la plataforma y esperaban a que llegara el tren, Shen Yi hizo una llamada rápida, mientras que chequeaba los documentos de viaje.

—¿Cuánto tiempo nos vamos a quedar? —preguntó Lu Xinyi.

—Tres días. Podemos quedarnos más tiempo si quieres conocer algunos lugares.

—Ah…esa es una buena idea ¿Ya viniste aquí antes?

Shen Yi guardó los documentos en la valija y asintió ligeramente. Se acomodó los anteojos y agarró la otra valija de su esposa.

—Sí, ya estuve aquí antes. Seré tu guía en este viaje. Disfrutaremos de nuestra luna de miel luego de mis reuniones —dijo con una amplia sonrisa.

Lu Xinyi se congeló y lo miró con los ojos bien abiertos.

—¡¿Qué luna de miel?! ¡Creí que habías dicho que solo necesitabas que te acompañara en este viaje!

—Ah, mi adorada esposa. No tienes que ser tímida con respecto a eso. Nos casamos hace poco. Todavía estamos en la etapa de luna de miel y ellos entenderán si no regresamos por un tiempo.

Lu Xinyi se ruborizó y decidió ignorarlo. No le gustaba discutir con él en público, pero eso no significaba que no le diría lo que pensaba más tarde.

El tren llegó y Shen Yi la ayudó a subir. Él sabía exactamente a donde iban y eso hizo el viaje aún más fácil, excepto por las paradas rápidas de Lu Xinyi para comprar alguno para picar en el camino.

Cuando llegaron a la recepción del hotel, se registraron rápido y el botones agarró el equipaje y los guió hasta la habitación. 

Lu Xinyi solo miraba todo en la habitación presidencial con asombro. Esa era su primera vez en un lugar así. Había tres baños, una gran sala de estar y una espaciosa cocina, donde podría cocinar y preparar las comidas.

Pero lo que la agarró desprevenida fue el dormitorio.

Sí. Un cuarto con una cama gigante.

—¡Shen Yi! ¿Por qué hay una sola cama para los dos?

—Te dije que es nuestra luna de miel.