Las palabras del Capitán Li hicieron recordar a las mujeres el incidente del qipao. Lanzaron una mirada extraña y repentina a Tang Mengying.
Tang Mengying apretó los puños y sonrió. No obstante, su sonrisa era bastante reticente.
Como si estuviera haciendo un comentario irrelevante, el Capitán Li fingió disgusto y dijo:
—Lo aceptaré, solo por esta vez. No vuelvas a utilizar así a tu tío.
Su Qianci asintió y vio una figura alta viniendo del dormitorio. La sonrisa de Su Qianci atrapó la mirada de Li Sicheng mientras se acercaba. Esa cara, aún demasiado joven, sonrió como si floreciera. Ella parecía tener un aura a su alrededor.
Bella. Eso es lo que Li Sicheng estaba pensando en ese momento. Miró hacia abajo y después hacia arriba.
—Vámonos —dijo Li Sicheng mientras salía hacia la puerta.
Qué frialdad. Tanta frialdad que nadie diría que estaba hablando con la mujer con la que se acababa de casar.
Tang Mengying se sintió algo aliviada y contenta, mientras miraba a Su Qianci, provocándola. Tang Mengying pensó que su plan de la noche anterior había ido como la seda. Si se esforzara un poco más, Su Qianci no volvería a tener credibilidad frente a Li Sicheng.
En ese momento, no importaba qué hiciera esa estúpida niña, porque sería en vano. Después de todo, era con Li Sicheng con quien se había casado, no con Li Xun. Tang Mengying se convertiría en la mujer de Li Sicheng tarde o temprano.
Viendo a Li Sicheng actuar de esa manera, el Capitán Li suspiró internamente. Parecía que la pareja necesitaba algo más de tiempo para encariñarse el uno con el otro.
Su Qianci estaba acostumbrada a eso. Miró a la señora Li con culpabilidad:
—Madre, lo siento, tu regalo...
—Ve.
Los ojos de la señora Li sonreían y había empezado a cambiar de opinión sobre Su Qianci. Parecía que su nuera no era tan mala como ella pensaba.
Li Sicheng no utilizó chofer, sino que condujo él mismo hasta la puerta, donde Su Qianci le estaba esperando. Él la miró pero no dijo ni una palabra. Sabiendo que a él no le gustaba, Su Qianci tampoco dijo nada.
En su antigua vida, en la vieja casa, había sido incapaz de controlar su ira bajo las provocaciones de Tang Mengying. Había perdido la calma en público y avergonzado a la casa de los Li. El Capitán Li ni siquiera había entrado en el salón. Y Su Qianci no tenía ni idea de que el abuelo sabía lo que había pasado.
Pensando en ello, probablemente había sido lo que ella hizo, lo que había provocado que el Capitán Li no le pidiera a Li Sicheng que la acompañara con su familia de soltera.
Al final, cuando la familia Su había pedido llamarla expresamente, ella recordó que debía haber ido a ver a su familia ese día. Por ese motivo, su estatus en su familia también se había deteriorado. Había sufrido mucha presión de sus tíos por ese motivo.
Después de unos cuantos minutos de conducir, Su Qianci se dio cuenta de que Li Sicheng no fue directamente a la casa de la familia Su, sino que paró en una zona de tiendas.
—Vamos —dijo Li Sicheng, inexpresivo.
Su Qianci apretó los labios, decepcionada. Sin embargo, era de esperarse. Incluso con lo que el abuelo había dicho, Li Sicheng no estaba obligado a hacerle caso. Mientras pudiera engañar a su abuelo, sería suficiente. Al pensar en ello, Su Qianci se sintió en desventaja. Quitándose el cinturón, alcanzó la puerta.