—¡Ahh!
Nell nunca antes había probado un dolor tan grande. Como guerrera, creía que ya había experimentado suficientes interrogatorios y torturas. Pero ella nunca esperó ese día. El dolor distintivo que convirtió su cabeza en un completo vacío. Había abandonado todo su orgullo y su racionalidad y reaccionó ante ello como una criatura viviente ordinaria.
Los ojos de Nell se pusieron en blanco y su cuerpo rígido se estremeció. Sacó la lengua por la boca abierta y la saliva fluyó de los costados. Sus horribles gritos se convirtieron en borrosos y angustiosos gemidos mientras los tentáculos negros agarraban y retorcían su amplio pecho. Ese doble castigo dejó su cabeza en blanco. Sus gritos se convirtieron en ruegos para que ese sufrimiento terminara.